Escribo este breve artículo a raíz de algunas consultas recibidas en sesión, ya que en Redes se puede leer que la exposición ayuda frente a la fobia social. Esto es cierto, pero sabiendo como ha de hacerse, la pura exposición sin preparación o un trabajo previo adecuado puede ser contraproducente.

Algunas de las claves de la cuestión se encuentran en los mecanismos de afrontamiento que desarrolla la persona, se basan en la evitación. En este caso de otras personas, esto sucede por un aprendizaje previo derivado de nuestras vivencias relacionales. Muchas veces uno de los cuidadores principales es o se percibe como exigente, demandante o amenazante.
En muchos casos dichos aprendizajes se van confirmando y reforzando a lo largo del tiempo. La exposición a violencia, como por ejemplo, en las situaciones de acoso escolar, ya que la víctima suele ser quien no puede o sabe protegerse.

La ansiedad social genera un sufrimiento considerable llegando a afectar a muchas facetas en la vida de la persona, limitando su calidad vida en todo lo que tenga que ver con las relaciones sociales. En cuanto a su abordaje no hay atajos, caminos rápidos o soluciones instantáneas, insisto en ello para evitar crear falsas expectativas. Hay técnicas fantásticas para rebajar el malestar fisiológico, son muy útiles en un tratamiento más amplio evitando quedarnos solo en eso.
Un compañero de trabajo que supero su fobia social, afirma que él hizo lo que otras personas no quieren o se atreven a hacer. Un trabajo más profundo y al mismo tiempo removedor, porque en general la terapia mueve y remueve emocionalmente.
La gran pregunta es ¿se puede superar la fobia social?
¡¡SI!! Sin duda, pero esto requiere compromiso por parte del paciente para poder entrar en cosas o aspectos que le van a remover y de un buen vínculo con el terapeuta y de asumir que va a llevar su tiempo dependiendo de la persona.
