¿Te cuesta poner límites?
¿Dices que sí cuando por dentro quisieras decir que no?
¿Te sientes responsable del bienestar de los demás, incluso cuando eso va en contra del tuyo?

Estas son experiencias más comunes de lo que parece, y pueden generar un profundo malestar emocional. Muchas personas viven con la sensación de tener que complacer constantemente, evitar conflictos o no “molestar” con sus necesidades. Con el tiempo, esto puede llevar al agotamiento, la frustración e incluso al resentimiento hacia uno mismo o hacia los demás.
Decir “no” no es egoísta. Poner límites no es rechazar al otro: es una forma de respetarte, de darte el lugar que mereces. Es reconocer tus propias emociones, necesidades y valores, y cuidarlos con amabilidad.
En consulta, acompaño a personas que están aprendiendo a priorizarse sin culpa, a reconocer sus límites, y a expresarlos con claridad y firmeza, desde un lugar de respeto tanto hacia sí mismas como hacia los demás. Trabajamos juntos para identificar de dónde viene esa dificultad —a veces tiene raíces en la infancia, en creencias familiares o culturales— y poco a poco construimos nuevas formas de relacionarse, más saludables y auténticas.
Aprender a decir “no” es también decirte “sí” a ti: sí a tu bienestar, sí a tu espacio, sí a tu voz.
Si sientes que éste es un aspecto de tu vida que te gustaría trabajar, estaré encantado de acompañarte en este camino, con cercanía, sin juicios, y al ritmo que tú necesites.


